jueves, 2 de abril de 2020

Reseña: PARÁSITOS (Bong Joon Ho, 2019)

Nunca la lucha de clases sociales había sido tan trascendente

Esta es una de las principales premisas que nos deja Parásitos (Bong Joon Ho, 2019), un drama social que en el que perdernos durante las más de dos horas de metraje que te dejará con ganas de más.


encrypted-tbn3.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcR...La cinta nos cuenta la historia de dos familias: por un lado, tenemos a la familia Ki-Taek, una familia de clase baja que vive en un semisótano; y por el otro tenemos a la familia Park, de clase alta y afincada en una casa de alto lujo. Nada más comenzar la cinta, podremos apreciar la miseria de la familia Ki-Taek, hasta que un día se les presentará una oportunidad de oro y que directamente involucra a la familia Park, entrelazándose así una historia en la que nada es lo que parece. Y hasta ahí puedo leer.

He de reconocer que no había tenido la oportunidad de ver ninguna obra anterior de Bong Joon Ho (Memories of a Murder, 2003; Snowpiercer, 2014), cara internacional del cine surcoreano como podría serlo Almodóvar del cine español. Y, francamente, me arrepiento de no haberlo conocido antes. Parásitos es una obra potente y cargada tanto de simbolismo como de un ritmo frenético, sabiendo pasar fácilmente de la comedia a la tragedia más pura. Aquí se encarniza la lucha por la supervivencia de las clases más bajas que harán cualquier cosa con tal de mantenerse a flote. La paleta de colores es muy polivalente, teniendo distintas gamas cromáticas dependiendo de la situación y las sensaciones que se quieran expresar.
Antes he hablado de la mezcla de géneros. La influencia más clara es la presencia de elementos de suspense, muy propios de Alfred Hitchcock, el maestro del género (en la película tiene un breve cameo muy difícil de ver, pero que resulta muy gratificante cuando te das cuenta), aunque también tiene elementos del terror más puro o drama existencialista.

Por mencionar su palmarés (elemento que no tiene mucha importancia a la hora de juzgar una película, pero que claramente ayuda a orientarse) fue la ganadora de la Palm d’Or en el Festival de Cannes de 2019 y fue galardonada con el Globo de Oro a Mejor Película Extrajera y cuatro Premios Oscar, siendo la primera película de habla no inglesa en ganar la estatuilla a Mejor Película. Además, se alzó con Mejor Director (Bong Joon-Ho), Mejor Guion Original y Mejor Película Extranjera.

Poco más puedo hablar de esta película. Hablar en profundidad de ella sería destriparla, y prefiero dar al lector la oportunidad de deleitarse con esta joya que nos ha dejado 2019.

Reseña: RICHARD JEWELL (Clint Eastwood, 2019)


"Era el hombre adecuado en el momento adecuado"

Con esta sentencia se resume la última película del director americano Clint Eastwood (Sin Perdón, 1992; Million Dollar Baby, 2004), leyenda viviente del cine y considerado por muchos como uno de los últimos directores clásicos del cine. Por no decir directamente “el último”.


La película está protagonizada por Paul Walter Hauser en el papel de Richard Jewell, un anónimo guardia de seguridad cuyo único sueño es pertenecer a las fuerzas del orden. Se nos presenta de forma paralela al resto de personajes claves en la trama: un abogado temperamental pero cometido con su trabajo (Sam Rockwell), una periodista sin escrúpulos hambrienta de una jugosa noticia (Olivia Wilde), un agente del FBI (John Hamm) y, finalmente, a la madre dedicada y cariñosa de nuestro protagonista (Kathy Bates). Sus vidas quedarán ligadas de forma abrupta cuando, el 27 de julio de 1996, en plenos Juegos Olímpicos de Atlanta ’96, se produce un atentado, que resultaría frustrado gracias a, como es de imaginar, Richard Jewell.


Portada del diaro EL PAÍS (28-07-1996)
Habiendo sido un proyecto que ha pasado por el escritorio de muchos directores, ha sido finalmente Eastwood quien nos deleitase con esta adaptación del artículo de Vanity Fair: “American Nightmare: The Ballad of Richard Jewell” (Marie Brenner, 1997). Siendo un gran fan de Clint Eastwood (tal es así que es la primera película que he visto en el cine este 2020 y es, además, la primera crítica del blog), coincido con la crítica americana: esta es la mejor película del director en una década, haciendo así alarde de su habilidad para seguir cautivando a espectadores aun llevando 89 años a sus espaldas. Su labor detrás de la cámara queda patente a lo largo de poco más de dos horas, donde la fotografía y la paleta de colores, aunque apagada y sobria durante la mayor parte del metraje (sello de autor patente en todas sus obras), permite distinguir distintas fases dentro de la narrativa diferenciadas, pudiéndose destacar un planteamiento, nudo y desenlace claros. No se estanca en sus fórmulas bien establecidas a lo largo de años de profesión, sino que añade nuevos recursos que, sin alejarse ni innovar profundamente, da un soplo de aire fresco en su filmografía que se agradece.

Las actuaciones de cada uno de los actores son muy buenas, sabiendo cada uno transmitir las emociones que se espera de su personaje. Entraré en este punto en una publicación posterior, dentro de la zona “spoilers”. Pero cabe decir que Paul Walter Hauser, del cual desconocía hasta ver esta película, me ha dejado sorprendido, no solo por el parecido de este con el verdadero Richard Jewell; sino por lo bien que encaja su actuación en la película: consigue transmitir esa sensación de fragilidad que uno siente cuando la situación le sobrepasa; pero quien mejor encapsula esta sensación es Kathy Bates.

Aunque esto es menos importante (los premios sirven para orientar, no para jugzar), fue nominada a los Globos de Oro en la categoría de Mejor Actriz de Reparto para Kathy Bates y, a día 13 de enero de 2020, se ha conocido su candidatura como Mejor Actriz de Reparto en la gala de los Premios Oscar.


En resumidas cuentas, una película interesante que nos guiará por una historia tanto poderosa como controversial en el que se tratan tanto la voracidad de la prensa como la manipulación gubernamental. Una historia que te mantendrá inquieto y pegado al sillón durante dos horas.