sábado, 5 de diciembre de 2020

Reseña: El guardián entre el centeno (J.D. Salinger, 1951)

"Una obra maestra imprescindible".

 


¡Se acerca la Navidad! Es tiempo de estar con la familia, atiborrarse a turrón y mantecados y vivir el espíritu navideño. Y entre villancico y villancico, qué mejor forma de sobrellevar el frío invernal que con un buen libro. Hay una cantidad ingente de libros navideños por ahí, con una variedad abrumadora de autores, historias, épocas, influencias… En esta ocasión, me gustaría hablar sobre uno de los mejores libros con los que me he topado este año: El guardián entre el centeno, de J.D. Salinger.

Mi primera toma de contacto con él fue un tanto casual. Lo vi en una estantería de mi librería habitual. Lo primero que llama la atención es la ausencia de sinopsis al reverso, por deseo expreso del autor. Nunca antes había visto nada parecido: ¡un libro sin sinopsis! Dispuesto a descubrir algo más sobre ese curioso libro, me aventuré a leer la primera página. Cuando quise darme cuenta, había llegado al tercer capítulo. Sin dudarlo dos veces, lo compré.

Antes de entrar en detalles, he de decir que mi recomendación inmediata es que te hagas con un ejemplar y lo leas sin demora. Pero deja que me justifique. ¿Qué tiene de especial esta historia? Este libro presenta a Holden Caulfield, un chaval de dieciséis años, y sus vivencias durante “las Navidades pasadas” (palabras textuales del protagonista) en Agerstown, Pensilvania. Poco más puedo decir, ya que la importancia del libro no reside en la trama, sino en los pequeños detalles.

En primer lugar, la construcción de personajes en esta obra está más que pulida. Resulta impresionante cómo eres capaz de identificarte con el protagonista de forma tan inmediata; pero a la vez, su naturaleza y personalidad únicas le permiten independizarse de toda cadena, creando a veces la ilusión de que tal vez Holden Caulfield exista fuera del papel. Esta idea se ve reforzada por la conexión exquisita entre su forma de expresarse y su actitud juvenil y rebelde, creando una narración muy verosímil.

Ligando con esto, encontramos la sucesión de acontecimientos, los cuales se ven configurados por el entorno que rodea a Caulfield y su propia actitud sarcástica y adulta. Caulfield se aventura en una espiral de decadencia, donde cada evento parece ser cada vez más dantesco, cada vez más incómodo. En este sentido, la novela se considera “coming-to-age” (de madurez, en español), donde el joven protagonista es obligado a perder su inocencia por y para sobrevivir en un mundo cruel, feroz y habitualmente cotidiano. La novela hace un trabajo excelente creando un retrato de la vida nocturna de los años 40 en Estados Unidos. Aunando estas dos características, la crítica social de Salinger a través de los ideales de Holden está servida en cada página.

Podría desgranar muchos más aspectos, pero para ello necesitaría de mucho tiempo. Además, cuanto menos hable de este libro, mejor. J.D. Salinger no quería alienar al lector con una sinopsis, ni explicar cada detalle del libro. Creo que su opinión era la más básica y natural al abordar la lectura: los libros sirven para entretener.

Por eso, te recomiendo, otra vez más, que leas El guardián entre el centeno. No por ser un libro vital para el desarrollo de la literatura estadounidense de la segunda década (que lo es), sino porque es simplemente, un gran libro que hacer propio y leer unas cuantas veces.


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